
Fotografía de Marguerite Yourcenar realizada por Yousuf Karsh, 1987.
Siguiendo el hilo del texto recogido por Muriel, en torno al amor de Marguerite Yourcenar por los animales, transcribo algunos fragmentos más del mismo tema.
“… lo que me parece importante, es poseer el sentido de una vida encerrada en una forma diferente. Es ya una gran victoria advertir que la vida no está incluida solo en la forma en que estamos acostumbrados a vivir, que se pueden tener alas en lugar de brazos, ojos ópticamente mejor organizados que los nuestros, branquias en lugar de pulmones.”
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“Además está siempre el aspecto conmovedor para mí, del animal que no posee nada, salvo su vida, que con tanta frecuencia le arrebatamos.”
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“Está esa inmensa libertad del animal, encerrado por cierto en los límites de su especie, pero viviendo, sin más, su realidad de ser, sin todo lo falso que le agregamos a la sensación de existir.”
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“…trabajos de la antropología que nos demostraron que mucho más que “antropomorfizar al animal”, con frecuencia el hombre ha elegido sacralizarse, animalizándose. El primitivo no eleva a la pantera al rango de hombre; se hace pantera. El niño que juega a ser un perro, se imagina perro. El milagro -y el niño y el primitivo lo sienten- es que precisamente la misma vida, las mismas vísceras, los mismos procesos digestivos o reproductores, con ciertas diferencias en los detalles fisiológicos, por cierto, funcionan a través de esa infinita variedad de formas, y a veces de poderes que nosotros no tenemos.”
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Marguerite Yourcenar, Con los ojos abiertos. Traducción Elena Berni (2ª edición Febrero 1.985), Gedisa.