«Medea, con los hijos muertos, huye de Corinto en un carro tirado por dragones» de Germán Hernández Amores (Murcia, 1823–Murcia, 1894). Museo del PRADO. No expuesto.
MajaVasiljevic, quien da rumbo sonoro al Este, escribe, presentando esta última entrega del programa dedicado a la Medea de Chantal Maillard:
“Con enorme emoción y gratitud os presento el tercer y último programa “Los Exilios de Medea”, hecho al alimón con la inconmensurable Chantal Maillard. La tercera etapa de nuestro viaje sonoro tras los pasos de Medea y sus exilios, coincide con la tercera parte del relato de Chantal Maillard en su poemario MEDEA, publicado en la colección Nuevos Textos Sagrados de Tusquets Editores y el LIBRO TERCERO, “Conversaciones con Medea”, de su obra LA COMPASIÓN DIFÍCIL en Galaxia Gutenberg. En los dos programas anteriores fuimos siguiendo a Medea en sus primeros exilios, de Cólquide a Corinto, de Corinto a Atenas y de allí a distintos lugares del Mediterráneo. Ahora la acompañaremos a la antigua Persia, un territorio que aún custodiaba la memoria de culturas anteriores al asentamiento de los pueblos indoeuropeos. Allí es donde Medea se establecería junto con su hijo Medo que, según una de las versiones de la historia, fundaría el reino de Media, y donde permanecería hasta remontar, finalmente, al lugar de sus orígenes, la Cólquide.” (25.05.2022.)
Fotograma de la película Medea, de Lars von Trier, 1987.
“Los exilios de Medea” se emitirá en 3 partes en Radio Nacional para el programa Rumbo al Este, de Radio Clásica, a cargo de la maravillosa y entrañable Maja Vasilévic, que con su habitual pericia va entretejiendo la voz de Chantal Maillard leyendo los poemas de Medea, su último poemario, con música de los distintos lugares geográficos por los que Medea transitó, partiendo de Georgia y llegando, por ahora, hasta Corinto.
Aquí el enlace para escuchar en diferido este podcast (en el caso de que no pudisteis acudir en directo) así como todos los de Rumbo al Este magistralmente pilotados por Maja Vasilévic:
El director de ‘Tropical Malady’ presenta una odisea sensorial, eminentemente sonora, que explora las nociones de memoria personal, histórica e interplanetaria.
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Memoria
Escrita y dirigida por Apichatpong Weerasethakul
Co-producida internacionalmente por Colombia, Tailandia, Reino Unido, México, Francia, Alemania, Qatar, 2021.
Una voz, una vida, grano a grano, se desmenuzan, contándonos un itinerario.
La voz-lanzadera de Chantal Maillard va tejiendo, en la reversibilidad de los tiempos, su trayectoria vital y poemática.
A escuchar al atardecer o, mejor, en el corazón de la noche cuando se funden las sombras y la voz, progresivamente, va musitando partituras de silencio.
El concierto “Circles” de Jocelyn Mienniel se inspira en 5 pinturas de Fabienne Verdier. El flautista invitó a cuatro músicos del mundo a dialogar con los signos dibujados por una de las más grandes pintoras de la actualidad.
Debido al toque de queda que se ha impuesto en Francia, el concierto, programado para ayer por la noche, tuvo que suspenderse, pero tocaron sin público (sólo las personas alojadas en la abadía pudieron asistir), y lo compartieron en streaming por el canal YouTube de la Fundation Royaumont.
Jocelyn Mienniel flautas, tratamientos electrónicos, composición-encargo de la Fondation Royaumont, dirección artística ; Naomi Sato: órgano de boca « sho » ; Yaping Wang: yangqin ; Ingar Zach: percusiones ; Jozef Dumoulin: m’bira, tratamientos electrónicos ; Romain Al’l: creación vídeo, encargo de la Fondation Royaumont ; Jean-François Domingues: sonido y luces.
Fabienne Verdier Polyphonie, 2011 Les vitraux de “La Vierge au chanoine Van der Paele” Ink, pigments and varnish on canvas 183 × 408 cm
Las 5 pinturas de Fabienne Verdier:
Polyphonie, 2011 y Polyphonie-Palimpseste, 2017 | Diálogo con Jocelyn Mienniel Mutation, 2016 | Diálogo con avec Jozef Dumoulin Onde-Ordre, 2016 | Diálogo con Naomi Sato Table d’harmonie, 2015 | Diálogo con Yaping Wang Perpetuum mobile II/IV, 2017 | Diálogo con Ingar Zach
Fabienne Verdier Mutation, 2016 Acrylic and mixed media on canvas 183 × 407 cm Photograph by Inès Dieleman
El periódico Le Monde está entusiasmado con este artista visual “cuyas obras abstractas son de una fuerza y audacia impresionantes”. La revista Elle la describe simplemente como “una de las pintoras más famosas del mundo”. Formada por los más grandes literatos chinos, habitada por los maestros flamencos del siglo XV, Fabienne Verdier es una de las pocas artistas de nuestro tiempo en conseguir unanimidad. Abrumado por sus pinturas, el flautista y compositor Jocelyn Mienniel invita a otros cuatro deslumbrantes improvisadores a dialogar con los signos que traza. Sobre una cortina de tul claro, las pinturas aparecen y luego se deshilachan. Detrás, una colorida orquesta, que reúne a músicos e instrumentos de Asia y Europa, destila un material sonoro granular y líquido, puntillista y en movimiento, que estalla y luego se extiende como círculos en el agua. Fabienne Verdier, que siempre se ha inspirado en la música e incluso ha sido invitada-residente en la Juilliard School of Music de Nueva York y luego en el festival musical de Aix-en-Provence, encuentra en las volutas de sonido de Jocelyn Mienniel un maravilloso eco a sus creaciones.
Fabienne Verdier Perpetuum mobile II / IV, 2017 Acrylic and mixed media on canvas 183 × 320 cm Photograph by Inès Dieleman
“Fabienne Verdier lleva, desde hace ya varios años, una serie de experiencias en pintura: pinta en compañía de cantantes y músicos que tocan junto a ella en tiempo real, para crear una obra pictórica en total simbiosis con las notas musicales. Circles parte de la idea contraria: se inspira de cinco cuadros de Fabienne Verdier para crear un nuevo lenguaje vídeo con el artista camarógrafo Romain Al’l, estableciendo modos de juego e improvisación. Entre sonidos acústicos reales y sonidos procesados electrónicamente, la “orquesta” de Circles, con sonoridades perturbadoras, casi chamánicas, reúne a cinco músicos improvisadores provenientes de diferentes culturas y países, que van jugando con ilusiones sonoras y persistencias auditivas. El enfoque musical se incrementa gracias a un perturbador dispositivo escénico y fantasmal. Colocados detrás de una pantalla en tul transparente, sobre el que se proyectan las pinturas de Fabienne Verdier que van mezclándose en los videos de Romain Al’l, los músicos entran en la imagen dando al espectador la impresión de estar sobre un escenario tridimensional. La orquestación muy singular revela un material sonoro tanto líquido como granular, incluso a veces espectral. La mezcla de todo ello revela la verdadera modernidad de unos antiguos instrumentos que se pueden confundir con instrumentos electrónicos contemporáneos.” —Jocelyn Mienniel.
Fabienne Verdier Onde – Ordre, 2016 Acrylic and mixed media on canvas 120 × 251 cm Le Petit Robert dictionary project Photograph by Inès Dieleman
Como no va a ser posible, este año, acercarnos presencialmente a la Galería londinense Waddington Custot, traigo este vídeo para que podamos sumergirnos entre los vórtices de las pinturas de Fabienne Verdier aunque sea virtualmente (¡ah, el poder de la imaginación!). A partir del minuto 13′, Fabienne nos acompaña en la experiencia de sus vortex, en su taller, en su biblioteca (donde largos periodos de investigación y de contemplación preceden el inicio de nuevas obras), en su jardín cuyo “silencio activo” dice Verdier, “da vida a estas pinturas”… Un gustazo!
Para celebrar el lanzamiento de ‘Vortex’, la última exposición de las nuevas obras monumentales de la reconocida artista contemporánea Fabienne Verdier, Waddington Custot organiza un evento digital multisensorial que reúne el arte y la ópera.
Presentando un primer acercamiento a ‘Fabienne Verdier: Vortex‘ en su inauguración, el evento incluye una gira dirigida por el editor de Frieze Matthew McLean, junto con la talentosa soprano Ana Beard Fernández, quien interpretará las mismas arias que inspiraron las pinturas de Verdier.
Entrad en el vídeo abriendo la pantalla completa para disfrutar de la experiencia.
‘Fabienne Verdier: Vortex’ en la galería Waddington Custot de Londres del 6 de octubre al 17 de noviembre de 2020.
Fabienne Verdier, Deh, vieni a consolar il pianto mio, 2020, acrylique et technique mixte sur toile, 183 x 135 cm
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A través de su trabajo, Verdier da forma física a las fuerzas habitualmente invisibles e intangibles que obran en la naturaleza, incorporando una amplia gama de fenómenos naturales, desde la gravedad y la energía cinética hasta las ondas sonoras y las vibraciones. En estas pinturas a gran escala, mostradas por primera vez en la galería londinense Waddington Custot, Verdier continúa su exploración pictórica con los sonidos y la música, en particular con la representación visual de las técnicas de respiración empleadas por sopranos que interpretan las arias de Mozart. Las pinturas de Vortex se caracterizan por una única gran hélice giratoria que domina la composición y se hace eco del sonido ascendente de un aria.
Verdier inició las obras de la serie Vortex durante su estancia como primera artista residente en 2014 en la Juilliard School, la prestigiosa escuela de artes escénicas de Nueva York. Allí, trabajando a pequeña escala con lápices y rotuladores, Verdier plasmó de forma visual las prácticas y técnicas de respiración de destacados cantantes y músicos. Comenzó a visualizar las voces cantando arias como columnas de respiración elevándose en el aire, cada pieza musical engendraba una forma de vórtice única y singular.
En el trabajo de Verdier, la forma se crea sobre el lienzo con pinceles gigantes y herramientas de su propia invención que están suspendidos del techo de su estudio. Para esta nueva serie, la artista ha adaptado el entorno de su estudio para incorporar una plataforma móvil. Esto le permite pararse directamente sobre el lienzo, que está colocado en el suelo, y pintar nuevas expresiones fluidas desde el centro mismo del cuadro.
En la serie Vortex, Verdier captura melodías y ritmos de arias individuales a través de curvas ascendentes, ondulaciones y frecuencias que detecta mientras escucha la música. Las pinturas dan una sensación de ingravidez, que refleja la ligereza de la emoción y la sensación de “elevación” que se experimenta al escuchar voces cantando un aria.
Como lo describe Fabienne Verdier: “Esta serie representa la energía del ser humano y de la naturaleza que, reunidos, se convierte en un estado de completa inmersión. Es una experiencia de disolución del yo en el sonido, en el entorno, en la atmósfera. En mi trabajo, intento capturar la voz invisible que viaja sobre las ondas sonoras, visualizar la energía y todo aquello que sentimos pero no vemos ”.
La serie Vortex son las nuevas realizaciones pictóricas de Fabienne Verdier después de su gran retrospectiva en Francia, que tuvo lugar en tres instituciones, incluido el Musée Granet en Aix-en-Provence. Estos nuevos trabajos revelan la evolución, profundidad y variedad de la práctica de Verdier, abarcando exploraciones con el sonido y la geología dentro de una amplia gama de fenómenos naturales.
Pensando en nuestro cuento La llorona del capítulo “El agua clara. El alimento de la vida creativa” del libro Mujeres que corren con los lobos.
Ana Sharife, CTXT, 12/07/2020
Fotograma del cover de la canción La Llorona de Rosalía para el show televisado ‘Se Agradece de México’
El pasado mes de junio Rosalía sorprendía a sus seguidores subiendo a YouTube una versión de La Llorona en homenaje a los sanitarios de México que luchan contra la covid. En apenas dos minutos la cantante concentraba en su voz un dolor insufrible. El alma en pena de una madre que ahoga a sus hijos en una noche enloquecida, y luego, arrepentida, los busca eternamente en las noches de luna por los ríos y lagunas, estremeciendo con su llanto a quien la escucha.
La Llorona es signo de identidad nacional y Patrimonio Cultural Intangible desde 2013. Una figura doliente a la que se relaciona con la diosa Tenpecutli
En México, la Llorona es signo de identidad nacional y Patrimonio Cultural Intangible desde 2013. Una figura doliente a la que se relaciona con la diosa Tenpecutli, que purgaba la pena de haber ahogado a sus hijos en un río. Su versión más popular habla de una mujer indígena de incomparable belleza que vivió un romance con un caballero español con quien tuvo tres hijos. Cuando supo que se había casado con una dama española, perdió el juicio. Cogió en brazos a sus hijos, los llevó a orillas del lago de Texcoco, los abrazó fuertemente y los hundió hasta ahogarlos. Tras darse cuenta de lo que había hecho, no pudo soportarlo y ella misma se quitó la vida. Desde entonces cuentan que su alma deambula cada noche cerca del lago en busca de sus pequeños.
La mitología nos ha brindado numerosos relatos mágicos que visibilizan este drama angustiante. Se halla en las cosmogonías y creencias ancestrales de todas las culturas, desde China hasta la misma África, donde una leyenda entre el reino yoruba de Dahomey y Togo describe a una mujer que recorre los ríos gritando pavorosos lamentos buscando a sus hijos, ahogados por el océano y sus restos desperdigados por el mundo. Un paralelismo con la historia de Raquel en la Biblia, quien llora por sus hijos (el pueblo de Israel) “y nadie puede consolarla, pues han desaparecido” (Jeremías 31:15).
La historia de Ciudad de México se escribe (y se construye) sobre las ruinas de Tenochtitlan, la “Venecia azteca” que cautivó al conquistador Hernán Cortés hace cinco siglos. A medida que se acercaban los españoles a la Gran Tenochtitlan, “más frecuentes y directas eran las señales que recibía Moctezuma”, recogería el historiador dominico Fray Diego Durán en Historia de las Indias de Nueva España e islas de la tierra firme. Era una llorona en forma de Cihuacóatl, una mujer que vagaba de noche gimiendo y gritando “Hijitos míos, ¿a dónde os llevaré?”, lo que Moctezuma interpretó como un augurio sobre el fin de su reinado. Según el Códice Aubin, esta madre (nutricia y destructora) fue una diosa que los acompañó durante su peregrinación en busca de Aztlán, la isla mítica de la que provienen los aztecas.
La gitana y el inglés
En España se cuenta la historia de una gitana cuya belleza conquistó a un inglés. Fruto de aquel amor nacieron dos críos, pero una noche la Guardia Civil fue a quitárselos por orden del inglés, quien se había casado con una mujer de la alta sociedad barcelonesa que no podía darle descendencia. La joven corrió con los pequeños hasta el embarcadero y huyó en una barca en mitad de un mar agitado. El mal viento volcó la embarcación y los hijos desaparecieron entre las olas. Los vecinos de la playa del pueblo de La Barceloneta aseguran haber escuchado su lamento en los días de fuertes vientos.
La leyenda de la Llorona comenzó a documentarse hacia 1550, cuando el misionero Bernardino la recogió en su monumental Historia general de las cosas de Nueva España
La leyenda de la Llorona comenzó a documentarse hacia 1550, cuando el misionero franciscano Bernardino de Sahagún la recogió en su monumental Historia general de las cosas de Nueva España (1540-1585). Sin embargo, sus antecedentes se pierden “entre mitos prehispánicos y diosas madres aztecas que conocedoras del destino de sus descendientes nada podían hacer para evitarlo”. Su fatalidad forma parte de la identidad cultural, del folclore y la imaginería popularde casi todos los pueblos, cuyas versiones varían de una comarca a otra dentro del mismo país.
Para otros expertos, la Llorona “destruiría la base del dominio colonial desde el momento en que la madre indígena mata a sus hijos mestizos”. De ahí que narre la trágica historia de amor entre una indígena (o criolla) y su amante español, y “el infanticidio como una manifestación de castigarse a sí misma por su debilidad”, escribe Mario Orozco en La estructura medeica de La Llorona (2009).
En Nicaragua es “el alma en pena de una indígena de Moyogalpa, en la isla de Ometepe, que se enamoró de un blanco, en contra de los consejos de su madre (‘no hay que mezclar la sangre del esclavo con la sangre del verdugo’), y que luego de ser abandonada, ahoga a su hijo en el lago Nicaragua, pero arrepentida, se mete en el agua para salvarlo sin éxito”, describe Milagros Palma en El mito de la Llorona en América Latina(2019).
Su fatalidad forma parte de la identidad cultural, del folclore y la imaginería popularde casi todos los pueblos
En una versión de Costa Rica, “la Llorona es una indígena muy hermosa, hija de un rey huetar, la cual se enamoró de un conquistador español, con el que se veía a solas en lo alto de una cascada, queda embarazada y da a luz un hijo, que es asesinado por el padre de la mujer, arrojándolo de lo alto de la catarata”. Desde entonces “su alma vaga por las orillas de los ríos buscando a su hijo perdido y llorando su desgracia”, testimonia Elía Zeledón en Sortilegios de viejas raíces: leyendas (1998).
La figura doliente de la llorona que flota sobre un charco creado con sus eternas lágrimas ha inspirado a todas las artes. En 2019 la guatemalteca película La Llorona, de Jayro Bustamante, abordó las matanzas ocurridas entre 1960 y 1966 durante la Guerra civil de Guatemala, y Hollywood la producción The Curse of La Llorona, bajo la dirección de Michael Chaves, un film de terror sobre una aparición que vive atrapada entre el cielo y el infierno por un destino terrible sellado por ella misma, al ahogar a sus hijos por celos y arrojarse en el río arrepentida.
Musicalmente la Llorona es una canción popular mexicana que tiene la cadencia de un vals lento que la jovencísima Ángela Aguilar interpreta en honor a Chavela Vargas y otros grandes. Rosalía hace un delicioso cover y todas las versiones suenan a desesperación, a profunda tristeza.
La Llorona sería un símbolo quebrado, las mujeres de la comunidad indígena de purépechas que mueren en su primer parto y se vuelven diosas guerreras (mocihuaquetzaque). Sería una voz silenciada, la Malinche, la amante nahua de Hernán Cortés, con quien tuvo un hijo, pero cuando este regresó a España, se lo arrebató y ni sus lamentos pudieron impedirlo. O, como escribió en 1922 el poeta y diplomático mexicano Alfonso Reyes en una carta enviada al historiador Mediz Bolio, “tal vez tenga que ver con todas esas voces oscuras, de abuelos indios, que lloran en nuestro corazón”.
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“¡Música, ya no!” así inició su excelente conferencia –¿o era un canto de mirlo?– Chantal Maillard en el Palau de la Música este pasado (ante-pandémico) 2 de marzo 2020. La música melódica, atonal, no, porque crea narración senti-mental y refuerza el yo. Mejor tal vez los ruidos no musicales, como la oruga bajo la hojarasca, los pasos de los caminantes, el viento entre las hojas, una gota de lluvia sobre un tejado de zinc… esa atención. Mejor el canto del mirlo, su vibración, su modulación, su quiebro en la voz de Chantal, voz licuada que hace el hueco donde el sonido adviene…
Esa tarde, inclinamos el oído, la escucha oblicua se abrió paso. Resonancia.
Que disfrutéis, en el ahora, sus palabras, sus silencios, su respirar.