Petite Plaisance, el hogar de Marguerite Yourcenar (©Laure Poinsot)
“Uno se da cuenta de que este abuso de la Tierra por el hombre no data de ayer. El hombre siempre ha utilizado sus recursos, muchos o pocos, para generar muy a menudo el vacío en torno a él. Las grandes civilizaciones, como la de Mohenjo-Daro, que precedió a la India, o la de Babilonia, dejaron desiertos tras de sí. Había inmensas aglomeraciones urbanas, toda clase de comodidades que consideramos modernas, una gran población viviendo en condiciones…, en fin, aglomeraciones muy apeñuscadas y probablemente grandes intercambios de comercio y leyes complicadas entre una población y otra, pero todo esto se vino abajo, quedando sólo algunos caseríos miserables en medio de desiertos sin agua: como siempre, se había abusado de los recursos, se destruyeron las selvas para construir los grandes monumentos, y la revancha de la naturaleza llegó relativamente rápido, tal vez muy lentamente en términos humanos, pero muy rápidamente en términos planetarios. “
“Evidentemente, la cultura será cada vez más mezquina por la fuerza de las cosas, y es sobre todo la sensibilidad la que tiende a embrutecerse, así como se degrada un objeto que se ha golpeado demasiado. Y luego, finalmente, lo que hay que decir y jamás perder de vista, es que incluso antes de que todas las cosas se hayan producido, o mientras se estén produciendo, podría haber una destrucción de la vida misma, un empobrecimiento tan grande de la vida. Al ritmo que vamos, no estamos para nada seguros de que permitiremos a la vida, libre o no, desarrollarse en nuestro mundo; en este muy pequeño planeta. No digo en el universo, el universo se nos escapa.”
Marguerite Yourcenar. Entrevista con Laurence Cossé, 1984, en Marguerite Yourcenar y la ecología. Un combate ideológico y político, Andrea Padilla Villarraga y Vicente Torres Mariño (compiladores). Universidad de los Andes, 2007.
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Marguerite Yourcenar vivió durante 27 años en Petite Plaisance, la casa que compró con su pareja Grace Frick en 1950 en el noreste de Estados Unidos. Antes de su muerte en 1987, había expresado el deseo de que esta casa estuviera abierta al público durante el verano. Fue su amiga Joan E. Howard quien nos mostró esta pequeña casa de madera en la península de Mount Desert, donde también fue enterrada. Nos revela los motivos que llevaron a esta escritora de origen belga, la primera mujer admitida en la Academia Francesa, a elegir Nueva Inglaterra como lugar de vida y escritura.