Las horas. Stephen Daldry

–¿Qué pasa cuando morimos?
–¿Qué pasa? Volvemos al lugar de donde venimos.
– No recuerdo de dónde vengo.
– Yo tampoco.
– Ella se ve muy pequeñita.
– Sí. Es una de las cosas que ocurren, nos vemos más pequeños.
– Pero muy apacible.

“Querido Leonard, mirar la vida a la cara… siempre, hay que mirarla a la cara. Y conocerla por lo que es… así podrás conocerla, quererla, por lo que es… y luego, guardarla dentro. Leonard, guardaré los años que compartimos, guardaré esos años, siempre. Y el amor. Siempre. Y las horas…”

Las horas (The Hours), 2002, Estados Unidos. Director: Stephen Daldry. Guión: David Hare (Novela: Michael Cunningham). Música: Philip Glass. Fotografía: Seamus McGarvey. Reparto: Meryl Streep,  Julianne Moore,  Nicole Kidman,  Ed Harris,  Toni Collette,  Claire DanesAllison Janney,  Miranda Richardson,  Jeff Daniels,  Eileen Atkins,  Stephen DillaneJohn C. Reilly,  Daniel Brocklebank. Productora: Paramount Pictures / Miramax

Sinopsis: Historia de tres mujeres de épocas diferentes que tratan de encontrarle un sentido a la vida. A principios de los años 20, Virginia Woolf, en un elegante barrio de Londres, lucha contra su locura mientras empieza a escribir su primera gran novela: “Mrs. Dalloway”. En los años 50, en Los Ángeles, a Laura Brown, una mujer casada y con hijos, la lectura de “Mrs. Dalloway” le resulta tan reveladora que empieza a considerar la posibilidad de cambiar radicalmente su vida. En Nueva York, Clarissa Vaughan, una versión actual de “Mrs. Dalloway”, está enamorada de su amigo Richard, un brillante poeta enfermo de SIDA. (FILMAFFINITY)

https://es.wikipedia.org/wiki/Las_horas

Banda sonora completa de Philip Glass

 

Virginia Woolf. I need… animal existence


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El 25 de enero de 1882, nacía Virginia Woolf, novelista, ensayista, editora, escritora de cuentos y cartas y feminista británica conocida entre otras por su obra “Una habitación propia” donde reivindicaba el papel de las mujeres escritoras.

Recopilación de artículos, documentales y podcasts sobre su figura:

http://docugenero.blogspot.com.es/20…/…/un-dia-como-hoy.html

Artículo de Carmen G. de la cueva en Lecturas sumergidas:

La veinteañera que fue Virginia Woolf


 

Una vida ilimitada. Virginia Woolf

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Virginia Woolf, unos fragmentos de su obra “Al faro” para iniciar el nuevo curso 

“Era un alivio cuando los niños se iban a la cama. Ahora ya no tenía que pensar en nadie. Podía ser ella misma, existir por sí misma. Y de eso se sentía cada vez más necesitada últimamente: de pensar, bueno, ni siquiera de pensar, de estar callada, de estar sola. Todo su ser y su quehacer, expansivos, rutilantes, alborotadores, se desvanecían; y sentía, con una especie de solemnidad, cómo se iba reduciendo a sí misma, a un núcleo de sombra que se insinuaba en forma de cuña, algo invisible para los demás.

Aunque siguiera sentada haciendo punto, en la misma postura erguida, ahora era cuando empezaba a sentirse a sí misma, y todo su ser, habiéndose soltado de sus ligaduras, era libre de emprender las más insospechadas aventuras. Cuando la vida se sumerge durante un lapso de tiempo, el campo de la experiencia parece no tener límites. Y sospechaba que a todo el mundo le pasaría lo mismo que a ella, todos deberían haber probado alguna vez esa sensación de que nuestros recursos son ilimitados, haber sentido que nuestra apariencia, aquellos elementos por los cuales la gente nos conoce, no son más que puerilidades. Debajo de ellos todo está oscuro, se extiende, es inescrutablemente profundo, pero de vez en cuando nos elevamos a la superficie, y eso es lo que ven los demás. Su horizonte no parecía tener límites. Allí estaba la libertad, allí estaba la paz, allí estaba – y era lo que más se agradecía de todo – una convocatoria conjunta, el descanso sobre una plataforma de estabilidad.

Al perder personalidad, pierde uno la inquietud, la prisa, la agitación. Haciendo un alto en su trabajo miró hacia fuera en busca de aquel haz de luz que venía del Faro, aquella tercera ráfaga larga y uniforme, su ráfaga.

“Es curioso –pensó – hasta qué punto cuando uno se funde con las cosas, con los objetos inanimados – árboles, riachuelos, flores –, y se siente uno expresado por ellos, parece que llegan a convertirse en tu propio ser, notas que te conocen como si, de alguna manera, fueran tú mismo, y sientes una ternura irracional hacia ellos (miró hacia la ráfaga de luz larga y uniforme) como hacia tu propia persona.”