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Todo en la naturaleza nos enseña que la extinción de una vida es lo que abre espacio para la aparición de otra. El olmo muere en el suelo, y deja en su corteza un rico moho virgen que le dará vigor y vida al bosque que está naciendo. El pino deja un terreno seco y estéril; las maderas más duras, un moho fuerte y provechoso. Así que esta constante erosión y descomposición crea el terreno para mi futuro crecimiento. Del modo en que ahora vivo, cosecharé.
H. D. Thoreau
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Este miércoles 22 de septiembre, a las 21.21 (hora peninsular) daremos la bienvenida al otoño en el hemisferio norte, y a la primavera en el hemisferio sur. Hoy el sol se sitúa en el plano del ecuador celeste lo que significa que el día y la noche tienen la misma duración: la palabra equinoccio viene del latín: æquinoctium de æquus: igual y nox: noche.
Del mismo modo que el equinoccio de otoño indica el equilibrio entre el día y la noche, y el inicio de un maravilloso despliegue cromático en los bosques, nosotros.as podemos conectarnos con lo que en nuestra vida está necesitando volver a un equilibrio. En otoño, nada es todo blanco o negro. ¡Desplegamos nuestros matices!
La estación otoñal nos pide entrar en sintonía con el cambio de energía que nos lleva de la luz hacia la oscuridad y del calor al frío, preparándonos para adentrarnos un poco más en nuestras zonas de penumbra y de sombra, en nuestra propia oscuridad, tal vez aguzando más el oído que la vista, y llevando nuestra energía, como si fuese savia de árbol, en dirección descendente hasta lo que nos nutre y nos sostiene. Hora de despedirnos de nuestro lado expansivo y cálido, y de replegarnos en nuestra oscuridad matricial que culminará con el solsticio de invierno.
El otoño es una época de abundancia en la naturaleza que nos sintoniza con el agradecimiento por todo lo cosechado a lo largo de este año. Podemos hacer un ritual de ofrendas, físicas o/y simbólicas, con los frutos cosechados, como hacían los antiguos celtas en sus festividades en agradecimiento a la tierra. También es el tiempo de preservación de las semillas que servirán para futuras cosechas, y el momento adecuado para desechar las que no servirán. Simbólicamente, las semillas son aquellos deseos o proyectos futuros que hemos de preservar hasta su fructificación, o que hemos de descartar. Momento, pues, de balance interno.
¡Os deseo a todas.os un buen equinoccio! ¡Y un buen inicio de curso a todas las lobas!
Pensando en el cambio de colores en la Naturaleza, para volver a perderme con devoción…
Perdámonos absolutamente, Mercedes, en cada matiz otoñal!