Todos sentimos el anhelo de lo salvaje. Y este anhelo tiene muy pocos antídotos culturalmente aceptados. Nos han enseñado a avergonzarnos de este deseo. Nos hemos dejado el cabello largo y con él ocultamos nuestros sentimientos. Pero la sombra de la Mujer Salvaje acecha todavía a nuestra espalda de día y de noche. Dondequiera que estemos, la sombra que trota detrás de nosotros tiene sin duda cuatro patas.
Clarissa Pinkola Estés. Mujeres que corren con los lobos. Trad. María Antonia Menini. Ediciones B, 1995 [Woman Who Run With the Wolves, 1982]
Foto: “Wolf Snow” (A mi gran pesar, desconozco el nombre del autor de esta hermosa fotografía)