Una pastelería en Tokio. Naomi Kawase

Naomi Kawase

La última película de la japonesa Naomi Kawase es una absoluta maravilla. “Una pastelería en Tokio” habla de pérdida y de duelo, de enfermedad y de dolor, de soledad y de vidas al margen,  de ciclos y de sanación, de intensidad y de ligereza a modo de las flores de los cerezos. Habla el idioma de la ternura derramada. Ternura que te envuelve durante dos horas en las que entras en una profunda meditación y cambias de plano. Dos horas en las que eres puro corazón derramándose. Derramándose con todos ellos.


4 pensaments sobre “Una pastelería en Tokio. Naomi Kawase

  1. Lo suscribo totalmente, la película me mostró una humanidad, una sensibilidad y una grandeza en la sencillez extraordinarias. Es una poesía construida de miradas e intercambios que nos hablan de otro tiempo vivido diferente al nuestro. Mucho más prprofundo

    Enviado desde mi iPhone

    > El 17 nov 2015, a las 11:44, blog de les llobes escribió:
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  2. Así es, Mercé, como la viví yo también. La película abre otro tempo, susurra lentitud, al aquietarnos nos da la oportunidad de ver otras cosas, inadvertidas en la vorágine en la que estamos inmersos habitualmente. Esto me recuerda una frase de Chantal Maillard refiriéndose al poeta-caracol:

    “…No existe el poeta, sino tan sólo personas que han sabido aquietarse lo suficiente. ¿Lo suficiente para qué? Escuchemos tan sólo un instante. ¿No será tiempo, ahora, de recuperar la escucha? La inspiración forma parte de la respiración. Nuestra respiración. Nuestro ritmo. Pero también el de aquéllos que tenemos a nuestro lado. El ritmo de los otros, el de las cosas-siendo. El de una pared, por ejemplo, el de una piedra… Entre todos, sucedemos.”

    Qué duda cabe que Naomi Kawase, en este “poema cinematográfico”, ha sabido “aquietarse lo suficiente” y que logra, durante dos espléndidas horas, ralentir nuestro ritmo lo suficiente, aquietarnos, vivir, sentir y percibir desde una mirada que escucha…

    Abrazo lobuno para ti, Mercé.

  3. gràcies, Muriel, per posar paraules a aquests sentiments que comparteixo.

    al final de la pel·lícula l’anciana Tokue diu que “la vida de cadascú dóna sentit a la dels altres”. això m’emociona i em fa pensar que, alhora, l’altre dóna sentit a la meva vida, en una mena d’unió còsmica amb tot.

  4. Tal vez, no existe frontera entre uno y el otro… tal vez, sólo trayectorias que confluyen, oui, querida Susanna, como muestra esta preciosa y sutil película… Gracias por dejar tu huella aquí y ahora!

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