Alfabeto
Los alfabetos existen
la lluvia de los alfabetos
la lluvia que se cuela
la gracia, la luz
interespacios y formas
de las estrellas, de las piedras
el curso de los ríos
y las emociones del espíritu
las huellas de los animales
sus calles y caminos
la construcción de nidos
consuelo de los hombres
luz diurna en el aire
los signos del cernícalo
comunión del sol y del ojo
en el color
la manzanilla silvestre
en el umbral de las casas
el montón de nieve, el viento
la esquina de la casa, el gorrión
escribo como el viento
que escribe con la escritura
serena de las nubes
o rápidamente en el cielo
como con golondrinas
en trazos que desaparecen
escribo como el viento
que escribe en el agua
estilizada y monótonamente
o rueda con el pesado alfabeto
de las olas
sus hilos de espuma
escribo en el aire
como escriben las plantas
con tallos y hojas
o dando vueltas como con flores
en círculos y mechones
con puntos e hilos
escribo como el borde de la playa
escribe una orla
de crustáceos y algas
o delicadamente como con nácar
los pies de la estrella de mar
y la baba del mejillón
escribo como la primavera
temprana que escribe
el alfabeto común
de anémonas, de hayas
de violetas y de acederillas
escribo como el verano
infantil como el trueno
sobre las cúpulas de la linde del bosque
como blanco oro cuando maduran
el relámpago y el campo de trigo
escribo como un otoño
marcado por la muerte escribo
como esperanzas inquietas
como tormentas de luz
atravesando recuerdos brumosos
escribo como el invierno
escribo como la nieve
y el hielo y el frío
y la oscuridad y la muerte
escriben
escribo como el corazón
que late escribo
el silencio del esqueleto
y de las uñas y de los dientes
del pelo y del cráneo
escribo como el corazón
que late escribo
el susurro de las manos
de los pies, de los labios
de la piel y del sexo
escribo como el corazón
que late escribo
los sonidos de los pulmones
de los músculos
del rostro, del cerebro
y de los nervios
escribo como el corazón
el corazón que late
los gritos de la sangre y de las células
de las visiones, del llanto
y de la lengua.
***
Lo efímero
La piedra en la playa se evapora.
El lago perece bajo el sol.
Los esqueletos de los animales
están ocultos bajo las arenas eternas
del desierto.
Las cosas caminan,
mueren una en la otra,
navegan como pensamientos
en el alma del espacio.
Caravanas de arena viva.
¿Es esto una amenaza?
¿Dónde está mi corazón?
Prisionero en la piedra.
Escondido en un lago.
Latiendo profundamente
en un camello jorobado,
que yace en la arena
gimiendo y va a morir.
Alfabeto. Inger Christensen. Editorial Sexto Piso, 2014. Trad. Francisco J. Uriz.
Inger Christensen, escritora danesa nacida en Vejle (Dinamarca, 1935-Copenhague, 2009). Hija de un sastre, tras graduarse en magisterio cursó también estudios de medicina, así como de matemáticas y química. A pesar de ser más conocida por su faceta de poetisa, también ha cultivado otros géneros, como la novela, el teatro o el ensayo. En realidad no le gusta distinguir entre géneros, por lo que escribe indistintamente en prosa y en verso. Su obra es compleja, con numerosos referentes que demuestran un exigente nivel cultural. En su poesía, que ella gusta recitar, juega con la acentuación y utiliza con frecuencia la aliteración, con lo que el valor fonético del lenguaje alcanza un protagonismo evidente. En sus dos primeros poemarios, Luz de 1962, y Hierba de 1963, hay una fuerte presencia de la naturaleza y de los fenómenos relativos a ella. Esta naturaleza se descubre como muy cercana a la autora, en la que aparecen los paisajes de su Vejle natal, sus animales, sus aves, el mar y las playas, y en especial los inviernos nevados. A partir de la publicación de Eso en 1969, comenzó a ser reconocida internacionalmente. Se trata de un poema que, a lo largo de 200 páginas, ofrece una especie de génesis del origen del lenguaje y del mundo, partiendo de las teorías del lingüista Noam Chomsky. En él describe los fascinantes secretos de la creación y el poder de la naturaleza. Según su propio testimonio, escribe muy poco, y sólo lo hace cuando la poesía viene hacia ella, en ningún momento la busca. Así, tuvieron que transcurrir diez años para que publicara su siguiente libro, Alphabet (1981). La peculiaridad de este libro es que Christensen utiliza una secuencia, descubierta por el matemático italiano Leonardo Fibonacci, para medir el metro y el número de estrofas, de tal manera que cada eslabón de la serie resulta la suma de los anteriores. En cuanto al contenido, en este libro, además de cantar el asombro ante la belleza de la tierra, también se suma la preocupación por la devastación del hombre. En 1991 publicó El valle de las mariposas. Consta de catorce sonetos rimados y un soneto magistral que en sus catorce versos repite el primer verso del resto de poemas; es un juego de forma clásica basado en la idea de que un poema entero puede estar envuelto en el primer verso, incluido en una sola palabra. Autora reconocida tanto en su país como en el extranjero, el año 1999 ha visto la aparición de sus obras completas en una edición alemana; asimismo, ese mismo año publicó su último libro, La habitación perdida. © L.H.C.M. http://www.epdlp.com/escritor.php?id=6042
http://cultura.elpais.com/cultura/2014/10/02/babelia/1412269392_824769.html