Memoria:
Éclats. Éclaboussures. Del antes. En el ahora.
Ensamblajes.
Analogías que iluminan.
Comprehensión.
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Segmentos sonoros. Melodía no. Letras como burbujas que acuden a la superficie del agua estancada. Modulándose lentas, por resonancia. “En Occidente las formas musicales se han convertidas en una paráfrasis de la memoria, pero la memoria también puede operar de otro modo”, comentaba Morton Feldman. Definía su obra como “un intento consciente de formalizar la desorientación de la memoria”.
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Presente, presente, presente.
Aquí.
Menos, si cabe. O más, según se vea.
Sin seguimiento. Espacio esbozado en la nota.
Espacio, no: resonancia. Entre punto y punto, trazándose.
Cada nota, un punto. El peso de un punto: su tiempo.
(Interrupción del dolor. Atención captada. Capturada.)
Vaivén. Juego de niños: comba describiendo círculos que alteran el espacio.
Música, no. Ya no son tiempos para la música.
Música no, ¡oíd!: resonancia. Punto ensanchado.
Y el sabor de la tiza en la boca.
Chantal Maillard, La mujer de pie. Galaxia Gutenberg, 2015